Orar por otros
AL ORAR, ME DOY CUENTA DE MI UNIDAD CON EL ESPÍRITU Y CON TODAS LAS PERSONAS.
Muy a menudo quienes más necesitan amor no lo reciben porque buscan satisfacer sus necesidades por medio de maneras dolorosas o mal guiadas. Aunque es importante fijar límites claros alrededor de tales personas, todavía puedo orar por ellas.
Orar por quienes percibo como mis “enemigos” no es sólo beneficioso para ellos, sino también es invaluable para mi crecimiento y bienestar espirituales. Acojo la enseñanza de Jesús de “amen a sus enemigos” y oro por la paz y el bienestar de todo el mundo.
Al orar por quienes no parecen merecerlo, mi corazón rebosa de compasión y perdón profundos. Soy bendecido por esta comprensión de mi unidad con el Espíritu y con todas las personas.
Texto devocional: Pero yo les digo: Amen a sus enemigos … y oren por quienes los persiguen.—Mateo 5:44