Empatía OFREZCO EL REGALO DE ESCUCHAR CON ATENCIÓN Y COMPASIÓN. Escuchar atentamente es un acto de bondad y comprensión. Así que cuando alguien desea compartir algo conmigo, ofrezco mi presencia cálida y serena. Con la mejor intención, quizás desee intervenir y arreglar a la otra persona o su situación. Mas aun la mejor de las intenciones puede causar daño si el consejo o la acción no es solicitada por la persona. Me abstengo de intercalar mis pensamientos cuando escucho. Respeto una de nuestras mayores necesidades: ser oídos y aceptados plenamente. Permito que mi amigo o ser querido finalice su historia. Si me parece correcto, puedo preguntar: “¿Cómo puedo apoyarte?” Al practicar la empatía, pronto descubro que ofrecer mi compañía y estar presente en el momento es el mayor regalo que puedo dar. El que tenga oídos para oír, que oiga.—Lucas 8:8