Una de las mejores maneras de alimentarme espiritualmente es expresando compasión. Así que determino ayudar a los demás recordándolos en mis momentos de oración. Según lo hago, descubro que una fuente de energía fluye en mí y por medio de mí. Al bendecirlos, me bendigo porque accedo el fluir del Espíritu. Traigo a la mente a alguien que necesite oración y avivo el sentimiento de cuidado compasivo, el cual es un conducto seguro para la curación. Al hacerlo, tomo conciencia de la vida y energía que fluyen por todo mi ser. Espiritualmente soy uno con cada alma en el universo. Celebro esta unidad al sentir y reconocer el poder sanador que fluye por medio de mí para bendecir a otros.
Texto devocional: Deseo que seas prosperado en todo, y que tengas salud, a la vez que tu alma prospera.—3 Juan 1:2