Vivimos en un mundo tan diverso que puede ser fácil olvidar que nos une un vínculo divino. Todas las cosas y las personas pueden trabajar juntas en sincronía divina. El medio ambiente refleja esta armonía. Presto atención a cómo se mezclan los sonidos en la naturaleza. Los trinos de pajaros se unen al susurro del viento que fluye entre los árboles; el zumbido de los insectos se une al fluir del agua que cae creando una maravillosa sinfonía. También podemos lograr una armonía hermosa de expresión humana. Presto atención, escucho y contribuyo de manera única a la sinfonía de la vida. Somos uno, y la diversidad hace que este conocimiento sea todavía más memorable y dulce.
Texto devocional: Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros.—Juan 17:21