Hoy me pregunto: “¿Doy mi libertad por sentada?” Soy libre para disfrutar y llevar la vida de una manera completamente nueva. Gracias al poder y la presencia del Cristo en mí, soy libre para alcanzar y expresar mi pleno potencial. Abro mi mente y corazón al Espíritu liberador, sanador y afable que mora en mí. El amor divino se vierte sobre mí, llevándose aquello que no apoya mi mayor bien. Libero antiguas creencias, heridas, enemistades y patrones obsoletos. Abro los ojos a una visión más resplandeciente de vida y percibo lo mejor en mí y en los demás. Soy libre para disfrutar la vida con optimismo. Soy libre con la libertad del Espíritu.
Texto devocional: El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha ungido para proclamar buenas noticias a los pobres.—Lucas 4:18