Dios es la satisfacción de todas mis necesidades. Relaciones personales, buena salud y prosperidad financiera son bendiciones que provienen de mi Fuente divina. Si experimento una necesidad en mi vida, me dirijo a Dios en oración. Dejo ir cualquier temor o duda que surja de lo que percibo como escasez. Con fe y seguridad afirmo: Dios es mi fuente. Nada ni nadie puede apartarme de mi bien. Mi salud no está determinada por un diagnóstico físico. Mi estatus financiero no depende de un cheque de pago ni de otra fuente externa. El espíritu amoroso de Dios es la sustancia misma de todo mi bien. Doy gracias por adelantado sabiendo que mi mayor bien se desenvuelve ahora.
Texto devocional: El Señor te abrirá su tesoro de bondad, que es el cielo, y en su tiempo te enviará la lluvia a tu tierra, y bendecirá todo lo que hagas.—Deuteronomio 28:12