Mi corazón tiene una variedad de funciones. A nivel físico, circula la sangre por todo mi cuerpo. Para que este órgano vital realice su función efectivamente, los vasos sanguíneos tienen que estar abiertos y sin obstrucciones. Así que bendigo a mi corazón alimentándome bien y haciendo ejercicio. Emocionalmente, mi corazón es un centro de bienestar, amor y entusiasmo. Tal como en el plano físico, mis emociones deben estar libres de bloqueos para que funcionen bien. Así que dejo de aferrarme al pasado o fomentar actitudes negativas. Mi corazón late a ritmo perfecto con la vida de Dios. Si los ojos son las ventanas del alma, entonces seguramente el corazón es el recipiente viviente del amor de Dios.
Texto devocional: Les pido, como de un padre a sus hijos, correspondan del mismo modo y ábrannos su corazón. —2 Corintios 6:13