Jesús enseñó que hasta un poquito de fe —del tamaño de una semilla de mostaza— puede resolver retos aparentemente difíciles. Recuerdo que la fe es más que esperar lo mejor, es una actitud mental resiliente que fomento cada vez que oro. Al poner mi confianza en Dios, creo en resultados positivos. Mi entusiasmo se aviva cuando doy pasos hacia mi mayor bien. Hago lo que he de hacer, sabiendo que Dios está a cargo y que todo está bien. La oración quizás requiera un momento de espera silenciosa, mas al plantar las semillas de la fe, tengo confianza en que creceré espiritualmente y prosperaré. Las oraciones satisfacen el anhelo natural del alma de sentir a Dios.
Texto devocional: Jesús les respondió: “De cierto les digo, que si ustedes tuvieran fe y no dudaran … a este monte le dirían ‘¡Quítate de ahí y échate en el mar!’, y así se haría”.—Mateo 21:21