Cuando tengo que tomar decisiones que impactarán mi vida, mantengo mi mente abierta a la guía divina. Estoy consciente de que no estoy solo en la toma de decisiones. Existe una luz en mí que refleja la sabiduría de Dios sobre las elecciones correctas. Avivo esta luz cada vez que abro mi mente a la omnisciencia de Dios. Quizás me pregunte cómo puedo mantener mis pensamientos centrados y en calma cuando tengo tantas cosas por hacer. Al cambiar mi enfoque de la preocupación a la sabiduría divina, siento alivio inmediato. Mi mente se libra de cualquier confusión y estoy listo para ir adonde sea guiado. La sabiduría de Dios es mi guía, cada día y a cada paso del camino.
Texto devocional: Pero el que se une al Señor, es un espíritu con él.—1 Corintios 6:17