Cuando miro los ojos de un niño, veo maravilla, emoción y un espíritu de curiosidad gozosa. Para un niño, todo lo que ve es extraordinario y único. Yo también aprecio mi mundo con emoción y asombro. El sonido de la risa, el brillo del rocío bajo el sol matinal, las personas con quienes me encuentro… todos son recordatorios del poder creativo del universo. Yo también he sido creado de manera única, hermosa y asombrosa. Miro a mi alrededor y veo la belleza en todos y en todo lo que encuentro. Siento gratitud por la habilidad de reconocer la singularidad del mundo en el que vivo. Cada día me ofrece nuevas experiencias, nuevos pensamientos y nuevas maravillas.
Texto devocional: Te alabo porque tus obras son formidables, porque todo lo que haces es maravilloso. ¡De esto estoy plenamente convencido!—Salmo 139:14