Curación LA PRESENCIA SANADORA DE DIOS ME REVITALIZA. En el libro de Juan, Jesús preguntó a un hombre enfermo: “¿Quieres ser sano?” La fe juega un papel esencial en el proceso de curación. Quienes se acercaban a Jesús creían que la curación era posible. Él enseñó que la salud es una cualidad espiritual. La presencia de Dios en nosotros es un recurso interno para la salud y el bienestar. Apoyamos nuestra curación cuando fomentamos actitudes positivas y cabales. En vez de enfocarnos en una enfermedad o dolencia, le decimos al Espíritu y nos decimos a nosotros mismos: “¡Sí, quiero ser sano!” Hacer esto abre todo nuestro ser a la sanación. En Verdad, sabemos que somos plenos y estamos revitalizados. Entonces le llevaron todos los enfermos y le rogaban que los dejara tocar al menos el borde de su manto. ¡Y todos los que lo tocaban quedaban sanos!—Mateo 14:35-36