Guía EL CRISTO MORADOR ME GUÍA HACIA MI BIEN. Bien esté consciente de ello o no, mi vida es guiada continuamente, paso a paso, hacia mi mayor bien. Comienzo cada día aquietando mi mente, confiando en que la sabiduría divina me ayudará a superar cualquier obstáculo. En una posición cómoda, cierro los ojos. Por un momento, dejo de prestarle atención al mundo externo. Mi mente se aclara, y puedo percibir el mensaje de Dios para mí. Permanezco receptivo a la guía divina. Gracias a mi voluntad de discernir, ahora puedo percibir el silbo apacible y delicado en mí. Este susurro divino de ánimo me guía en mi viaje espiritual. Al escuchar devotamente, obtengo claridad para actuar según la inspiración divina. ¡Dios me bendice! Pero el Señor le había dicho a Abrám: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”.—Génesis 12:1