Si damos un giro al refrán “Mantén a tus amigos cerca y a tus ‘enemigos’ más cerca”, ¿qué sucedería? Hoy podemos elegir mantener en oración a quienes posiblemente no hubiéramos considerado tener en mente. El orar por otros y con otros nos recuerda que somos parte de la familia de Dios. Su amor infinito envuelve al mundo en unidad. Nuestras oraciones se extienden a otras comunidades y a otras naciones. Al centrar nuestro pensamiento en la presencia amorosa de Dios, una oración a la vez, una persona a la vez, marcamos una pauta positiva en el mundo. Orar es un honor y un gozo y un paso hacia el establecimiento de la paz a medida que bendecimos a aquellos por quienes oramos.
Texto devocional: El burlón busca la sabiduría y no da con ella; el hombre entendido la encuentra fácilmente.—Proverbios 14:6