Cuando las cosas no van como pienso que deberían, ¿me frustro o tengo dudas? Si es así, puedo tomar un momento para poner a un lado estos pensamientos y pensar en Dios. Mi fortaleza, mi valor, mi confianza provienen de mi relación personal con lo Divino. Dios me ama y me llena de la paz que sobrepasa todo entendimiento. Rodeado por el manto del amor y la paz de Dios, encuentro la paciencia para superar todo desafío.
Soy paciente y bondadoso. Me considero un embajador de la paz en la Tierra, y sé de corazón que la voluntad de Dios se hace —aunque a veces no sea aparente inmediatamente. Dejo ir la duda y permanezco firme. Espero pacientemente que el bien de Dios se revele en toda área de mi vida.
Texto devocional: El amor es paciente y bondadoso.—1 Corintios 13:4