En medio de cualquier reto, recuerdo hacer una pausa y afirmar: Soy un centro radiante de amor. Estoy en paz y soy libre. Afirmar esto no implica que no tendré desafíos externos. Estar en paz significa que cuento con los recursos necesarios para manejar lo que se presente en mi vida. Al orar, me dirijo a la presencia de Dios en mí para experimentar la paz que sobrepasa todo entendimiento. Allí, nada puede perturbar la calma de mi alma. Dejo ir la charla mental y fijo mi atención en mi corazón. Descanso en el Silencio. Presto atención a mi respiración, inhalando amor lentamente y exhalando paz. Logro una sensación de bienestar. Afirmo de nuevo: Yo soy un centro radiante de amor. Yo soy libre y apacible.
Texto devocional: Vayan en paz. El Señor ve con buenos ojos el propósito de su viaje.—Jueces 18:6