La oración es un regalo del corazón que puedes dar una y otra vez. Bien sea que ores por un ser querido, un amigo, un vecino o un extraño, al orar por otros das la mayor bendición posible. Al hacerlo, pon tu fe en el amor y la sabiduría de Dios. Entrégale la persona o la situación, y libera toda expectativa de resultados específicos. Comienza por centrar tus pensamientos en el Espíritu divino. Siente Su amor en ti y ten presente que este amor rodea, eleva y bendice todo. Permite que las siguientes palabras sean la meditación de tu corazón: El cuidado amoroso y apacible de Dios te envuelve ahora y por siempre. Eres guiado, saludable, próspero, sereno y libre. Afirmo para ti lo mejor y más elevado, sabiendo que sólo el bien viene a ti.
Texto devocional: Oren unos por otros.—Santiago 5:16