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sábado, 10 de septiembre de 2016

TENGO CONFIANZA, NO TENGO PREOCUPACIONES Y SOY VALIENTE.


Si mi corazón está apesadumbrado, una buena manera de mejorar mi estado de ánimo es abrir las cortinas para que la luz del sol entre. Los rayos dorados me recuerdan el fulgor de Dios en mi corazón. La energía divina ilumina mi estado de ánimo, y mi esperanza se aviva. En vez de preocuparme, descanso en la presencia serena de Dios.
Al alinearme más profundamente con la paz de Dios, siento que una sensación de alivio me baña. Mi entusiasmo hace a un lado cualquier ansiedad. Me niego a perder tiempo preocupándome. Por el contrario, pongo mi confianza en la vida divina en mí. Dejo ir y dejo a Dios actuar. Elijo la esperanza y no la preocupación, la fe y no la duda. ¡Elijo confiar en Dios!

Texto devocional:
Por lo tanto les digo: No se preocupen por su vida, ni por qué comerán o qué beberán; ni con qué cubrirán su cuerpo.—Mateo 6:25