Cuando me siento saludable, quizás dé por sentado mi bienestar. Sin embargo, cuando siento malestar, mi mente puede abatirse por los dolores físicos y las preocupaciones. Sabiendo que el poder de la mente crea la realidad, adiestro mis pensamientos para que me ayuden a reclamar mi salud ahora. Dejo ir pensamientos de dolor o enfermedad y afirmo: He sido creado a la imagen y semejanza de Dios. Yo soy sano y vibrante, disfruto de buena salud y estoy bien. Yo soy un canal para la expresión infinita de vida divina. La vida de Dios me llena de energía y fluye en mí ahora, revitalizándome y restaurándome. Mi mente descansa en la Verdad de la salud, y mi cuerpo responde acorde.
Texto devocional: Entonces brillará tu luz como el amanecer y tus heridas sanarán muy pronto. Tu rectitud irá delante de ti y mi gloria te seguirá.—Isaías 58:8