Me pregunto: ¿cómo puedo atraer más bien hacia mí? Puedo hacerlo enfocando mis pensamientos en Dios y permaneciendo atento a medida que mi Creador me habla. El camino se aclara una vez que alineo mi pensar con el bien divino. Mis pensamientos son agentes poderosos para traer mayor bien a mi vida. En oración, me armonizo cada vez más con el bien de Dios y con las ideas prósperas que recibo. Dios conoce los sueños de mi corazón y me inspira con pensamientos e ideas que me llevan a hacer de esos sueños una realidad. ¡Mi bien viene a mí! Lo similar se atrae, y los pensamientos de abundancia atraen prosperidad. Siento verdadera gratitud por todas mis bendiciones —las que he visto y las que estoy por ver.
Texto devocional: Lo has bendecido para siempre; con tu presencia lo has llenado de alegría.—Salmo 21.6