Es normal desear consuelo durante momentos de temor o reto. Los niños puede que encuentren solaz en una frazada preferida o un oso de peluche. Objetos como estos producen sentimientos de paz en medio del sufrimiento. Hay momentos en mi vida adulta en los que puedo sentir temor. Grandes cambios, la pérdida de un ser querido y hasta los nuevos comienzos pueden causar estrés. En momentos como esos, busco consuelo en Dios. Puedo repetir una afirmación como: Dios es mi fuente siempre presente de guía y protección. También puedo decir una oración conocida o un verso bíblico. Estas palabras me dan alivio y me ayudan a recordar que Dios siempre está presente.
Texto devocional: No temo sufrir daño alguno, porque tú estás conmigo; con tu vara de pastor me infundes nuevo aliento.—Salmo 23:4