He sido creado a la imagen de Dios. Mi mente es un reflejo de la luz de Dios y mi cuerpo es un templo de vida divina. Soy sano, libre y estoy bien. Mi alma resuena con la vida de mi Creador que fluye por medio de cada célula y átomo de mi cuerpo, y mi espíritu se regocija en un sentimiento de bienestar total. Sé que las apariencias de enfermedad son sólo eso —apariencias. En verdad, soy una creación de vida y luz divinas, y mi cuerpo es un verdadero reflejo de la perfección de Dios. Día a día, momento a momento, me convierto en un reflejo más claro del espíritu de Dios en mí. Mi cuerpo es un templo de vida y luz divinas, y doy gracias a Dios por el milagro de curación que fluye por medio de mí ahora.
Texto devocional: Deseo que seas prosperado en todo, y que tengas salud, a la vez que tu alma prospera.—3 Juan 1:2