Cuando deseo hacer espacio, reviso mi ropa y mis pertenencias y me deshago de cualquier objeto que ya no me guste o use. Dejar ir cosas puede ser difícil, pero me ayuda a crear espacio. Del mismo modo, regularmente hago inventario de mis pensamientos, acciones y compromisos. Ellos han de tener propósitos específicos en mi vida y, si no apoyan mi mayor bien, los dejo ir. Paso tiempo en meditación para fortalecer mi poder de discernimiento y saber lo que debo liberar. Hago espacio para nuevas comprensiones y experiencias que invitan al bien de Dios en mi vida. Dejo ir lo que me retrasa y estoy receptivo a futuras bendiciones.
Texto devocional: Ya no se acuerden de las cosas pasadas; no hagan memoria de las cosas antiguas. Fíjense en que yo hago algo nuevo, que pronto saldrá a la luz. ¿Acaso no lo saben?—Isaías 43:18-19