Soy más fuerte de lo que pienso y más poderoso de lo que creo ser. Afirmo esta verdad según recuerdo que soy una creación de Dios capaz de hacer cosas maravillosas. Tomo mayor conciencia de mi fortaleza gracias a mi relación personal con Dios. Dicha relación es una parte importante de mi vida. Afecta de manera positiva cómo veo al mundo y cómo me veo a mí mismo. Influye en mi actitud y en mis expectativas, abriendo puertas hacia un bien que no soñé posible. Aprecio quien soy verdaderamente: un ser espiritual con potencial ilimitado. Sé que en mí existe un manantial inagotable de energía y sabiduría y una fuente eterna de ideas e inspiración. Soy fuerte en espíritu. Tú me diste el escudo de tu salvación, me sostuviste con tu mano derecha, y con tu bondad me engrandeciste.—Salmo 18:35