El Espíritu en mí está siempre activo. A veces puede ser fuerte y poderoso, como una catarata. Otras, puede ser callado y apacible, como un arroyuelo. Sé que la energía creativa y dinámica del Espíritu inspira, crea y renueva mi mente y cuerpo continuamente. El Espíritu es ese manantial revitalizador en mí. Elimino cualquier pensamiento de escasez respirando profundamente y centrando la atención en la abundante provisión divina. Abro mi mente a una nueva perspectiva, y siento que la energía del Espíritu fluye en mí. Entonces, suscito el valor que necesito para comenzar de nuevo, y descubro que tengo la fortaleza para perseverar en mis esfuerzos. Perdono cualquier daño que perciba y permito que una nueva energía infunda cada aspecto de mi vida.
Texto devocional: El Señor te sacia con los mejores alimentos para que renueves tus fuerzas.—Salmo 103:5