Siempre estoy en evolución. Cada día disfruto de nuevos paisajes y nueva información. Aunque es importante que esté receptivo al mundo a mi alrededor, también es esencial que me detenga y pondere acerca de lo que he aprendido y experimentado. Al orar, considero quién soy como creación de Dios y quién deseo ser como persona. Durante mis momentos devotos, mi corazón se abre a la inspiración divina. Veo lo fuerte que me he vuelto gracias a los altibajos, los gozos y los desafíos de la vida. Estas experiencias me han hecho más capaz y flexible. Salgo de mi tiempo de reflexión con un nuevo aprecio por quien soy espiritualmente y por cómo soy capaz de cooperar con el mundo.
Texto devocional:Esfuérzate y sé valiente. No temas ni desmayes, que yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas.—Josué 1:9