Admitir que una situación está más allá de nuestro control y de nuestra habilidad para resolverla puede ser el primer paso hacia resultados positivos. Aceptarnos aunque cometamos un error es un acto de amor y respeto que edifica la autoestima. Henry Ford —quien admitió que había fallado muchas veces— dijo: “El fracaso es una oportunidad de comenzar de nuevo de manera más inteligente”. La vida es una progresión de aprendizaje, de intentar, de comenzar de nuevo y de manifestar más nuestro potencial divino. Nuestra naturaleza espiritual encierra la semilla de la sabiduría, del éxito y del amor. Al reconocer nuestras cualidades espirituales, aprendemos a amarnos y a sentirnos bien por nuestros esfuerzos.
Texto devocional:Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.—2 Timoteo 1:7