Cuando me siento estresado o cansado, quizás no me sea fácil lograr todo lo que me gustaría hacer. Para sentirme vibrante y listo para crear cambios positivos en mi vida y en el mundo, debo tomar tiempo para la renovación. Me doy permiso para apartarme del ajetreo para fomentar mi cuidado físico y espiritual. Recuerdo dormir lo suficiente, comer bien, divertirme y pasar tiempo en oración con Dios. En un espacio de quietud sagrada, puedo sentir la profundidad del amor de Dios. Descanso con un sentido profundo de paz. Respiro lentamente y dejo ir todo lo que ha pasado antes de este momento. Entrego todo mi ser a la bendita paz de Dios. Ahora puedo continuar mi día refrescado y renovado.
Texto devocional: Les daré un corazón nuevo, y pondré en ustedes un espíritu nuevo.—Ezequiel 36:26