La vida puede ser emocionante y, a su vez, agotadora. Por tal motivo, los momentos de descanso son importantes para mi bienestar físico y mental. Tomo tiempo cada día para descansar y recargar mi batería espiritual en oración. Al orar afirmo: La vida sanadora de Dios me renueva. Mi cuerpo descansa en la seguridad de la presencia de Dios. El toque sanador de Dios me fortalece y renueva, aliviando cualquier malestar. Mi mente y cuerpo están en perfecta armonía con la vida sanadora de Dios. La vida sanadora de Dios me fortalece. Al afianzar mi unidad con la vida sanadora de Dios, siento que Su vida fluye por medio de cada célula y cada órgano de mi cuerpo, fortaleciéndome y sanándome. Con fe afirmo: La vida sanadora de Dios me renueva y fortalece.
Texto devocional: Renuévense en el espíritu de su mente.—Efesios 4:23